27 jun 2011

UN LIBRO

-       La noche de los tiempos (de Antonio Muñoz Molina)
   Argumento: Un día de finales de octubre de 1.936 el arquitecto español Ignacio Abel llega a la estación de Pennsylvania, última etapa de un largo viaje desde que escapó de España, vía Francia, dejando atrás a su esposa e hijos, incomunicados tras las líneas franquistas. Durante el viaje va recordando retazos de su vida anterior, como por ejemplo la historia de amor clandestino que vivió con Judith, la mujer de su vida y la crispación social y el desconcierto que precedieron al estallido del conflicto fratricida.

Podríamos decir que La noche de los tiempos es una gran novela de amor ambientada en el año previo y el inicio de la guerra civil española, pero es mucho más que eso. Es una mirada inteligente y profunda, sin partidismos, llena de ricas metáforas y reflexiones que se acerca a la realidad de una época decisiva en la historia de España del siglo XX, a sus fanatismos ideológicos, a sus “miserias” y grandezas personales y colectivas a través de las vivencias entrelazadas de varios personajes, - algunos de ellos reales (Negrín, etc.)-  en el Madrid previo a la confrontación y durante los primeros meses del estallido de violencia descontrolada por ambas partes.  Es también una mirada profunda y reflexiva  a la complejidad del ser humano, a la complejidad del amor, a la complejidad de la vida en suma. Tiene la virtud de transportarte literalmente al lugar de los hechos, tan bien trazada está la atmósfera del lugar y la psicología de los personajes. Es una novela extensa –cerca de 1.000 páginas-  densa, con frecuentes digresiones: en algunos momentos, es como abrir múltiples ventanas del Windows, un link lleva a otro link, y éste a otro y así sucesivamente pero no transmite una sensación caótica  o de verborrea inútil sino todo lo contrario. Hay muchas palabras, muchas asociaciones pero no sobre ni una coma y nada parece estar al azar sino metódicamente calculado.

He de confesar que, a pesar de las muchas críticas favorables, empecé el libro con cierta reticencia pero quedé muy,  pero que muy, gratamente sorprendido. Esperaba leer un buen libro eso sí, pero no una obra maestra. Esperaba –nunca antes había leído a Antonio Muñoz Molina- encontrarme con un autor digno pero no con un escritor a la altura de, por ejemplo, un Dostoievski o un Gabriel García Márquez por citar sólo dos al azar de entre los genios de la literatura universal. Pero, sinceramente, no puedo más que quitarme el sombrero y reconocerlo como uno de los grandes. Leeré más cosas de él, por supuesto que sí. Ya os contaré. Ya me contaréis si os decidís a leerlo –o lo habéis leído ya-.

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